El techo es de vidrio y necesitamos cumplir la misión, mi
amor;
No he mudado ni siquiera un milímetro, ni un segundo, no
he reemplazado las sabanas.
Sufrimientos y heridas son lo mismo y las ahogamos en el
club.
Ya no me importa tu cuarto, y que suene el despertador
siempre a la hora que no existe más. Así estamos en la noche o en la soledad
giratoria, oscilando en ensayos inagotables, con la cabeza en el almanaque y el
corazón en la intemperie.
Necesitamos cumplir la misión, abriendo camino, dilatando
semanas, dejando pasar el tiempo o simplemente sobornando la felicidad.
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