Sentir
el aire del rio mar y la gente que todavía
te
saluda allá abajo;
Sentir
el tacto y los sabores del humo, la memoria
aprieta
, se vuelve delirio.
Cuantas
veces te llamo, cuantas veces me asomo
y
no estás, este hormigón no es el mismo, estas nubes
de
otoño no son las mismas;
Sentir
que estoy, pero no estoy;
Sentir
el “camino de mar”
Sentir
el eco del canilla;
Sentir
que la memoria no es más que un ensayo
para
volver…